jueves, 15 de mayo de 2008

"ésto" sí sirve para algo


"El panel de la izquierda muestra a Adán y Eva en el paraíso, el gran panel central describe el jardín de las delicias, y el de la derecha representa el Infierno. Y ese infierno se ha convertido en una extraña profecía del clima mental que han impuesto al mundo al final de nuestro siglo la globalización y el nuevo orden económico.

…esa profecía no reside tanto en los detalles –así sean inquietantes y grotescos-, sino en el conjunto. O, para decirlo de otro modo, en lo que constituye el espacio del infierno.

No hay horizonte. No hay continuidad entre las acciones, no hay pausas, no hay rutas, no hay patrón, no hay pasado y no hay futuro. Sólo existe el clamor del disparatado y fragmentario presente. Por todas partes hay sorpresas y sensaciones, pero en ninguna parte hay desenlaces. Nada fluye a través: todo interrumpe. Hay una especie de delirio espacial.

La visión del Bosco profetizaba la imagen del mundo que nos es comunicada hoy por los medios bajo el impacto de la globalización, con su criminal necesidad de vender sin pausa. Ambas son como rompecabezas cuyas infortunadas piezas no encajan.

… El rompecabezas del panel del Bosco es tan similar que casi espero encontrar allí las siete piezas que Marcos enumeró.
Las siete piezas nunca concordarán para adquirir ningún sentido. Esa falta de sentido, este absurdo, endémico del nuevo orden. Como el Bosco anticipó en su visión del infierno, no hay horizonte. El mundo arde. Cada figura trata de sobrevivir concentrándose en su necesidad y su supervivencia propias e inmediatas. La claustrofobia, en su versión extrema, no está causada por el amontonamiento, sino por la falta de cualquier continuidad entre una acción y la siguiente, que están tan cerca que se tocan. Esto es lo que resulta un infierno.

La cultura en la que vivimos es tal vez la más claustrofóbica que jamás ha existido; en la cultura de la globalización, como en el infierno del Bosco, no hay ni un resquicio de otro lugar o de otra manera. Lo dado es una prisión. Y frente a tal reduccionismo, la inteligencia humana se reduce a la codicia.

Marcos terminaba la carta diciendo: “Es necesario hacer un mundo nuevo, un mundo donde quepan muchos mundos, donde quepan todos los mundos”.

Lo que el cuadro del Bosco hace es recordarnos – si las profecías se pueden llamar recordatorios- que el primer paso para construir un mundo alternativo es rechazar la imagen del mundo implantada en nuestras mentes y todas las falsas promesas que se emplean en todas partes para justificar e idealizar la necesidad criminal e insaciable de vender. Es vitalmente necesario otro espacio.

Primero hay que descubrir un horizonte. Y para ello tenemos que reencontrarnos con la esperanza. A pesar de todo lo que el nuevo orden pretenda y perpetra.

La esperanza, sin embargo, es un acto de fe y tiene que estar sostenido por otras acciones concretas. Por ejemplo, la acción de acercarse, medir distancias y caminar hacía. Esto conducirá a colaboraciones que nieguen la discontinuidad. El acto de la resistencia no significa sólo negarse a aceptar el absurdo de la imagen del mundo que se nos ofrece, sino denunciarlo. Y cuando el infierno es denunciado desde adentro, deja de ser infierno.

En los bolsillos de resistencia tal como existen hoy, se pueden estudiar los otros dos paneles del tríptico del Bosco, con Adán y Eva y el Jardín de las Delicias, a la luz de las antorchas, en la oscuridad…Los necesitamos."

Tomado de LA FORMA DE UN BOLSILLO, John Berger (Ed. Era, México D.F., 2002)

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